Nuevas plantaciones de olivo: cómo abonar el cultivo durante la fase de vivero
Prácticas nutricionales pos-trasplante que ayudan a promover plantaciones de olivo fuertes y productivos
La plantación de olivos jóvenes en maceta es el primer y más delicado paso hacia un olivar exitoso y productivo. La manera en que los árboles se establecen durante la etapa de vivero puede determinar si crecen de manera uniforme, se desarrollan eficientemente y alcanzan una alta productividad.
El primer mes: genética, raíces y resiliencia

Ya sea en otoño o primavera, la calidad del establecimiento durante la fase de vivero define el futuro del olivar. En sistemas intensivos y súper intensivos, el crecimiento uniforme es fundamental: solo los árboles que enraizan bien y se desarrollan de manera homogenea pueden sostener una producción abundante y una cosecha mecanizada.
Seleccionar material genético de alta calidad es la base, pero para transformar el potencial varietal en vigor y resiliencia, las plantas jóvenes necesitan un soporte nutricional y bioestimulante específico.
Sin ello, huecos en la plantación, retrasos en el crecimiento o alta susceptibilidad a patógenos pueden comprometer la uniformidad y rentabilidad del olivar.

Por qué las raíces son la clave del éxito

El primer mes debe considerarse una fase estratégica para construir un ecosistema radicular sano, fuerte y funcional.
Raíces bien espansas y ricas en capilares mejoran la absorción de agua y nutrientes, favoreciendo un crecimiento equilibrado de la parte aerea.
Al mismo tiempo, fomentar un rizobioma vital con microorganismos beneficiosos potencia la absorción y contribuye a tener plantas más resistentes y vigorosas.
La adecuada disponibilidad de nutrientes, especialmente cuando se combina con un sistema radicular vigoroso, permite que las jóvenes plantas de olivo expresen plenamente su potencial genético al mismo tiempo que reducen el estrés desde las primeras semanas tras el trasplante.
Abonado durante la fase de vivero
Para favorecer un establecimiento rápido, un crecimiento equilibrado y la resiliencia de la planta, Biolchim ha desarrollado un programa integrado de bioestimulación y fertilización adaptado para las primeras semanas después del trasplante.
La estrategia incluye tres pasos clave.
1. Inmersión radicular pre-trasplante: micorrización y estimulación inmediata

Antes del transplante, sumergir la raices de las plantas jóvenes en una solución que contiene VHERA® MB (un consorcio microbiano para la salud de las raíces) y NOV@® (un estimulante del crecimiento equilibrado):
- VHERA® MB aporta hongos micorrícicos y bacterias rizosféricas beneficiosas, ampliando el alcance y la capacidad de absorción de las raíces;
- NOV@® ayuda a estimular la extensión y capilarización radicular, regula el flujo hormonal y promueve un crecimiento equilibrado; su materia orgánica también apoya a los microorganismos beneficiosos.
En suelos con nematodos u otras amenazas, VHERA® MB puede sustituirse por VHERA®, una solución microbiana líquida con fuerte acción de fortalecimiento y resiliencia.
Si la inmersión pre-trasplante no es factible, estos productos pueden aplicarse en la primera fertirrigación después del trasplante.
2. Fertirrigación: impulso al enraizamiento y nutrición equilibrada

A los 10–14 días después del trasplante, los árboles reciben fertirrigación con:
- VHERA® LIFE, un bioestimulante de enraizamiento que acelera el crecimiento radicular y favorece la microflora beneficiosa del suelo;
- GREEN-GO® 8.24.16 + 10 CaO, un fertilizante NPK+Calcio soluble en agua, sin cloro ni sulfatos*, que aporta nutrientes fácilmente disponibles para el crecimiento vegetativo.
Este tratamiento puede repetirse a las dos semanas para garantizar una estimulación y nutrición continuas.
* Sin cloro ni sulfatos significa que no se añaden intencionadamente ingredientes con cloro o sulfatos. Pueden estar presentes niveles traza de origen natural.
3. Fortalecimiento microbiano: consolidando la simbiosis radicular

Siete días después, una fertirrigación con VHERA® MB y NOV@® ayuda a fortalecer aún más el rizobioma, manteniendo altas poblaciones de microorganismos beneficiosos y estimulando la actividad radicular.
Este paso favorece una mayor espansión de las raíces, mejor absorción de nutrientes, equilibrio hormonal y estabilidad vegetativa, consolidando la red simbiótica y ayudando a que los olivos jóvenes sean más fuertes, eficientes y uniformes.

Conclusión – una estrategia diseñada para profesionales del olivar
La fertilización durante la fase de vivero no es una etapa para improvisar; es el punto de inflexión para la productividad futura del olivar. Al integrar bioestimulación, microorganismos beneficiosos y nutrición dirigida, Biolchim acompaña a los olivos desde el trasplante hasta un crecimiento vegetativo uniforme y vigoroso.
El resultado: plantas jóvenes más fuertes y resilientes, con mayor capacidad para aguantar el estrés hídrico y térmico y otras adversidades, expresando plenamente su potencial genético en los años.

¿Quieres aprender a aplicar esta estrategia en tu olivar?
Contacta con el servicio técnico de Biolchim para recibir un asesoramiento personalizado y diseñar el programa más adecuado para tu plantación.

